1 de noviembre: Día de todos los santos
La festividad del Día de Todos los Santos se recuerda en el Santoral Catolico el 1 de noviembre.
Los santos son esos millones de Justos que, según la Iglesia, tras pasar por el purgatorio, lograron «visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios». De ahí que la expresión «todos los santos» no se refiere solo a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia ya celebra distintos días al año, sino a aquellas personas anónimas que no están canonizados pero viven «en la presencia de Dios».
Además de «todos los santos», canonizados o no, la festividad es una ocasión de honrar a todos moradores del Cielo, incluyendo la Santísima Trinidad, la Virgen, los ángeles, las diversas categorías de justos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Su origen más remoto está en la primitiva Iglesia donde se celebraba el aniversario de la muerte de todos los mártires, que cada vez eran más y solían solaparse al fallecer muchos en grupos.
Creyendo que cada uno de ellos debía ser honrado, la Iglesia concretó un día en común para todos los santos y mártires indiferentemente de si habían sido canonizados o no. Para conocer la primera de estas festividades hay que remontarse probablemente a Antioquía, donde se celebró una fiesta similar el domingo antes de Pentecostés ya en el siglo VIII.
El Papa Gregorio III pasó la fiesta al día 1 de noviembre en respuesta a la celebración pagana del Año Nuevo Celta, que tiene lugar la noche del 31 de octubre. Pensaba que al señalar esta nueva fecha, los nuevos creyentes irían abandonando sus antiguas creencias sin dejar de lado su cultura e identidad. Gregorio IV contribuyó a que se estableciera oficialmente la festividad y que aumentara el sentido de la celebración del día de los santos inocentes, ampliándolo a todos los componentes de la Iglesia.
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