Astrolabio: Agenda Holística


Trabajo en Aries: el pensamiento negativo, la primera prueba



Debemos estar atentos al paso del sol por los signos del zodíaco. En cada uno de los 12 periodos del año hay un aprendizaje. Este es el reto para Aries, según la mitología esotérica de Los doce trabajos de Hércules y la evolución espiritual.

Se llama a este primer trabajo de Hércules el de “Las yeguas devoradoras de hombres” y corresponde al primer signo del Zodíaco, que es Aries. Aquí nuestro héroe mítico asume las cualidades típicas del signo para poder llevar a cabo su empresa. 

De aquí que sean el espíritu de acción y el entusiasmo propios de los arianos los que sirven a Hércules para realizar el trabajo que se le encomienda. Y es que a Hércules se le pide que eche de una región a unas feroces yeguas que aterraban a sus habitantes, ya que esos animales se alimentaban de seres humanos. 

La gente vivía atemorizada y apenas se atrevía a salir de casa por miedo a ser devorados por las yeguas. Era una labor que Hércules inició con todo el brío que un Aries pone al comenzar todas sus acciones. Con la rapidez y fuerzas arianas Hércules arrincona a las yeguas devoradoras de hombres y las deja al cuidado de su criado.




Contento Hércules de la facilidad y poco tiempo que había invertido en su trabajo, se pavoneaba de su importancia, ya que esa misma labor había sido encomendada a otros y no habían tenido el éxito de Hércules. 

Estos eran sus pensamientos cuando se entera que las yeguas se habían rebelado, matado al criado y cabalgaban de nuevo asolando la región. Ahora es cuando Hércules se da cuenta de su fallo: no había tenido la constancia suficiente para terminar su trabajo y había dejado en manos de su criado la consecución final de la empresa. Consciente del defecto tan típico del signo de Aries, de no terminar del todo aquello que empieza, Hércules debe de nuevo echar a las yeguas y, esta vez, se tomará el tiempo necesario para finalizar completamente el trabajo que se le había encomendado. 

El trabajo en Aries
El sentido astrológico nos lleva a una gran lección, no sólo para los pertenecientes al signo de Aries, sino para todos aquellos que reconozcan, en sí mismos, la falta de constancia para finalizar aquello que se comienza con mucho afán y entusiasmo. No podemos dejar las labores a medias y  dejar para otros los detalles finales pues uno mismo ha de ser el responsable.

Las yeguas y la mente negativa

Nos empeñamos, por ejemplo, en no caer en el frecuente error de juzgar a los demás o en no obsesionarnos con cierta preocupación y muchas veces no somos capaces de apaciguar y eliminar esos defectos o ideas. Y es que el poder de nuestros pensamientos es tan fuerte que puede llevarnos a lo mejor o a lo peor; pueden conducirnos a sentir nuestra vida en profundidad o a la frustración más penosa.

Hércules nos invita a vencer y a arrinconar a nuestras yeguas ya que esta labor está en manos de todos y cada uno de nosotros. Y además Hércules nos indica cómo hacerlo: sólo con voluntad y constancia podemos conseguir el control positivo de nuestros pensamientos.

Por su parte, las yeguas devoradoras de hombres representan a nuestras mentes negativas, insatisfechas y siempre dispuestas a comer lo mejor que pueda surgir de nosotros mismos. En realidad, las yeguas simbolizan nuestros pensamientos negativos, los rencores, las críticas injustas y los prejuicios que nos envuelven, atenazan e impiden que vivamos la vida en toda su plenitud.

Deténganse, si creen que esto es una exageración, a observar sus pensamientos un día cualquiera o unas horas simplemente. Verán como las yeguas de su mente se desbocan y arrasan con todo lo que se encuentren por delante: su vecino, su jefe, su compañero y también uno mismo. Incluso, si se encuentran en el camino de ser un poco mejores se darán cuenta de lo difícil que resulta someter a esas yeguas, controlarlas y echarlas fuera de uno mismo.


Y echando de nuestra mente a cada yegua que aparece con la intención de devorarnos, en cada momento e instante con paciencia y sin vencer el desaliento, conseguiremos algún día desterrarles por completo de nuestra vida.

Porque como dice esta sabia sentencia: “Siembra un pensamiento y cosecharás una acción. Siembra una acción y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”.

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