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Ejercicio de conexión a tierra


La siguiente serie de ejercicios energéticos son fundamentales para mantener el aura y los chakras a tono. Pertenecen a las técnicas pleyadianas del libro de Amorah Quan Yin. En este caso incluimos los ejercicios de conexión a tierra, para sanar el aura, despejar la ruta vertebral,  sanar y despejar la casa, técnicas de protección y un ejercicio antes de dormir.

Comenzar por la conexión a tierra es necesario, pues ayuda a despejar las energías nocivas del campo electromagnético, así como a fortalecer los límites y así evitar ataques o envíos psíquicos, e incluso es bueno para despejar cargas eléctricas en el cuerpo. La conexión a tierra también es necesaria para materializar, mantenerse a tono con el plano físico y aprender a conectar las energías superiores (de los chakras de arriba) con las energías de la tierra. Esto significa que ayuda a atraer energías sutiles y procesarlas en el físico. 

La técnica es la siguiente:
  • Siéntate en una silla cómoda con la espalda rela­tivamente derecha, los pies en el suelo sin cruzar ni pies ni manos y los ojos cerrados.
  • Mediante la respiración atrae la mayor intensidad posible de tu presencia consciente hacia el centro de la cabeza. Deja marchar los pensamientos perdidos que inhiben este proceso hasta que te sientas centrado.
  • Ahora, realiza un par de respiraciones profundas. Fíjate hasta qué punto se expande el cuerpo al respirar, ¿qué zonas no se expanden?
  • Expande conscientemente más partes de tu cuerpo con la respiración hasta que inhales profundamente sin tensión ni incomodidad. Hazlo  de dos a cuatro veces hasta que te sientas más vivo y presente en tu cuerpo.
  • Siente los pies en el suelo. Utiliza la respiración hasta que los pies parezcan vivos.
  • Sólo hombres: fija tu conciencia en el primer chakra, a la altura de la rabadilla. Visualiza un tubo o cordón es­piral de luz de unos 10 a 15 cm de diámetro acoplado al primer chakra. Sólo mujeres: fija tu conciencia en el segundo chakra, a medio camino entre el ombligo y la base de la espina dorsal. Visualiza un tubo o cordón espiral de luz de unos 10 a15 cm de diámetro acoplado al segundo chakra. 
  • Hombres y mujeres: sigue con la vista este cordón de conexión e imagínalo prolongarse hacia el interior de la Tierra mientras la conciencia permanece en el centro de la cabeza. Mira cómo el cordón atraviesa las capas terrestres hasta que llega al centro del planeta donde se sitúa el núcleo magnético o centro de gravedad. Puede que veas o sientas que se ancla el cordón de conexión sin poder ver más allá.
  • Tómate de medio a un minuto para respirar suave­mente, sintiendo los cambios en el cuerpo y la conciencia. En algunas ocasiones, clientes o alumnos han experimentado dolores o palpitaciones cuando se conectan por pri­mera vez. Algunos hasta han experimentado emociones ocultas que salen a la superficie. Si te ocurre esto, ten en cuenta que ese dolor, ya sea físico o emocional, es en parte la razón por la que no estabas conectado a la tierra, ya que el ser humano tiende por naturaleza a evitar sensaciones desagradables. Sin embargo, como ser cons­ciente de un problema es el primer paso para sanarlo, explora tus sentimientos con libertad y curiosidad mediante la respiración en lugar de contraerte o huir de ellos. Libérate de los juicios y el miedo a sentir e intenta asumir una acti­tud gozosa ante tu propia toma de conciencia de la nece­sidad de atención de esa área del cuerpo o esas emociones.
  • Dirige la respiración hacia la zona molesta. Lo normal es que sientas un alivio rápido. Si no es así, podría ser indicio de un problema crónico para el que necesitarás ayuda a no ser que sepas tratar ese tipo de situaciones. Utiliza la técnica de manejo de emociones si es necesario.
  • Si no experimentas molestias, puede que tengas cierta sensación de estar más presente y ser más real. Puede que te sientas relajado y el cuerpo un poco pesado al rato de tener enfocado el cordón de conexión.
  • Cuando te acostumbres al cordón de conexión, visua­liza un cambio de color en el cordón. Contempla el espectro completo de colores y varía los tonos y texturas de cada color. Que sea divertido. Mantén lo suficiente cada color notando el efecto sobre ti mismo en cada cambio. Explora todos los colores que se te ocurran además de los que se presentan aquí.
  • Empieza con los azules; cambia el color del cordón a azul pálido, luego a azul intenso, a azul marino, a azul verdoso y, finalmente, a azul cobalto.
  • Añade un poco de verde al azul y visualiza el cordón de un turquesa intenso, luego aguamarina pálido. Experimenta con los verdes: un verde pastel, un verde esmeralda, un verde selva, un verde oliva, un verde hierba, un verde amarillento pálido.
  • Después, visualiza los amarillos: amarillo pastel, ama­rillo brillante, amarillo dorado y amarillo mostaza. Ahora contempla tonos de naranja: naranja amarillento pálido, melocotón, naranja brillante como la fruta, salmón, óxido y naranja rojizo.
  • Visualiza los rojos: rosa pálido, rojo clavel, fucsia, rojo vivo, rojo sangre, granate y rojo violeta.
  • Ahora los violetas: azul lavanda, azul real, azul uva y azul violeta.
  • Luego intenta los blancos: blanco puro, blanco con destellos de luz, nacarado o perla, y crema.
  • A continuación, visualiza los tonos marrones: tostado, camello, chocolate, caramelo, marrón grisáceo como la corteza de un árbol.
  • Deja los colores metálicos para el final: plateado me­tálico, dorado metálico, cobre, platino y finalmente mezcla de plata y oro.
  • Encontrarás que algunos colores tranquilizan y calman y otros te hacen sentir más fuerte y más seguro de ti. Algunos colores te ayudarán a sentirte más en tu cuerpo mientras otros son desagradables y no favorecen la co­nexión. Encuentra los que te gusten y haz una lista comentando lo que te hacen sentir o, si tienes buena memoria, toma nota mentalmente.
  • Cuando termines de recorrer los colores, decide cuál quieres ahora. Elimina el primer cordón tirando de él hacia abajo y dejándolo caer hacia tierra. Ahora proporciónate un nuevo cordón del color elegido y envíalo al centro de la Tierra.
  •  Abre los ojos.

Si se  hace difícil seguir y visualizar la conexión a tierra, puedes ver el ejercicio en el siguiente video: 

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