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6 de enero: Día de Reyes, la epifanía y su significado

 


La llamada fiesta de la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos hunde sus raíces en el pasado más remoto y misterioso. Las primeras huellas de una festividad equivalente pueden encontrarse en el Egipto faraónico, para el cual la fecha del 11 tybi (6 de enero) era el día de la “manifestación del nuevo sol”. Epifanía, precisamente, quiere decir “manifestación”.


En los evangelios, el papel de los Reyes Magos está muy difuminado y hace falta recurrir a una interpretación esotérica para advertir su significado. Para René Guénon la figura de los tres Reyes Magos, “venidos de Oriente”, son la actualización de Melkisedec, mítico rey de Salem, “señor de paz y justicia”, a la vez que rey, sacerdote y profeta, un equivalente hebreo a la tradición universal del Rey del Mundo.

A nivel cristiano, el origen de esta festividad se encuentra en el evangelio de San Mateo (el resto de evangelistas canónicos no mencionan a estos curiosos personajes, aunque sí son citados con mayor detalle en los apócrifos).

El Evangelio de Mateo no menciona ni sus nombres ni su número.  Se limita a decir: “Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá, en los días del Rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos”.  

Sin embargo en las tradiciones antiguas que no fueron recogidas en la Biblia ―como por ejemplo el llamado Evangelio del Pseudo Tomás, o Evangelio de la infancia, del siglo II― que son ricas en detalles dice que eran tres Reyes, representando las tres edades del hombre y de todos los lugares hasta entonces conocidos: África, Asia y Europa, y sus razas: blanca, amarilla y negra.


El simbolismo del número tres es el de la superación de los opuestos, el número de la Santísima Trinidad. Rompe con el conflicto dualista afirmando la diversidad de caminos que confluyen a un mismo lugar.

Tiene sentido que procedan de Oriente, pues por Oriente nace el sol.  El sol comienza a ser visible en Oriente, lo cual casa con la respuesta que dan los Magos a San José cuando éste les pregunta –según el Liber de infantia Salvatoris– por el origen de su conocimiento sobre Jesús: “Vosotros poseéis las antiguas escrituras de los profetas de Dios en las que está escrito acerca del Cristo, cómo ha de tener lugar su venida en este mundo.  También tenemos nosotros escrituras de escrituras más antiguas que se refieren a Él”.

Estamos, por tanto, ante unos sabios, estudiosos de las antiguas tradiciones de Oriente.  Debido a la descripción que de ellos se ofrece en los apócrifos, se les suele vincular con las tradiciones Persas, Asiáticas o Babilónicas.  Sin embargo, una costumbre posterior los relacionó con Europa, Asia y África.

Según el Nuevo Testamento de la Biblia, los tres reyes eran personas sabias que siguieron la estela de la estrella de Belén pues sabían que esta les indicaría el lugar de nacimiento del niño Jesús, Hijo de Dios.

Es por ello que a estos reyes se les denomina “magos” no en el sentido de brujos. La palabra “mago”, en este contexto, tiene su origen en el griego magoi, que se refería a las personas de clases educadas, o sea, sabios.

De acuerdo con escritos antiguos como el Libro de Set estos sabios subían, una vez al año, a la cima de un monte llamado Monte Victoria, y durante tres días esperaban, entre oraciones y alabanzas a Dios, la aparición de aquel astro. 

La estrella, para el judaísmo es un símbolo de los ángeles, de los mensajeros de Dios. Un buen día, éste resplandeció en el cielo en forma de un niño, con una intensidad nunca antes contemplada por aquellos sabios, y les pidió que se pusieran en camino hacia Judea. 

Según una explicación científica que hoy se le da a la aparición de esa “estrella”, es que pudo ser el producto de un fenómeno de acercamiento entre los planetas Júpiter, que en la antigüedad era considerado una estrella real; Saturno, símbolo de la nación judía; y Marte. Otras teorías dicen que la estrella en el Este es Sirio, la estrella más brillante en el cielo nocturno, la cual, el 24 de Diciembre, se alinea con las tres estrellas más brillantes del Cinturón de Orión: los Tres Reyes o Las Tres Marías, apuntando todas al lugar por donde sale el sol. Eso es por lo que los Tres reyes “siguen” a la estrella para así localizar el amanecer: el nacimiento del sol, Dios en la Tierra.

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Caracterización de los Reyes y sus regalos

Melchor: Un anciano blanco con barbas blancas. Su regalo para Jesús es oro, representando su naturaleza real. El Camello le transporta. Representa la línea del conocimiento Védico de la India, el más antiguo. 

El oro es considerado tradicionalmente como el metal más precioso, por su color se relaciona con el sol, con Dios, con la perfección, con la iluminación y, por su valor, con el poder propio de la realeza sagrada, el rey que gobierna en consonancia con la Ley Eterna.  Cristo es Rey, nos muestra Melchor, poniendo de relieve la Función Real de Jesús.  Es el sol perfecto que viene a iluminar la oscuridad con su luz y a regir como soberano nuestras vidas con la autoridad de la Verdad y el Amor, mostrándonos el camino a nuestra propia perfección.

Gaspar: Joven de cabellos rojizos. El animal que monta es el Caballo, símbolo de la inteligencia humana que puede domesticar los impulsos. La tradición que representa es el Zoroastrismo Persa, vigente en los tiempos del cautiverio Judío en Babilonia. Su regalo es el incienso, que representa la naturaleza divina de Jesús, como ofrenda representa al aire, la inteligencia de los cielos y la ciencia de la naturaleza. 

El incienso, esa sustancia aromática propia de los templos de culto, es el símbolo de la ofrenda de uno mismo, de la purificación por el fuego, de la oración que asciende a los cielos como el humo, del perfume, la paz y el sosiego que produce al ser humano la conexión con lo divino.  Gaspar, con su presente, reconoce a Cristo como Sumo Sacerdote, como puente, como camino que une lo de arriba con lo de abajo, la materia y el espíritu, lo divino y lo humano.


Baltasar: De raza negra. Montaba un Camello. Su tradición es la de África del Norte, el Egipto Medio. Su regalo a Jesús es mirra, símbolo del agua. La mirra es una cara resina fragante que se utilizaba en el embalsamamiento de los cuerpos de los fallecidos.  Regalo un tanto desafortunado si se ignora su naturaleza simbólica: Baltasar deja constancia de que Cristo Rey, el Sumo Sacerdote, se verá sometido a los sufrimientos y muerte propios de la naturaleza humana.


La llegada de los Reyes a Belén se conoce como “El Día de la Epifanía”, que se refiere a una manifestación o revelación divina: la representación de la energía crística al mundo en su presencia humana. La epifanía es una de las fiestas litúrgicas católicas más antiguas, incluso más antigua que la Navidad.

Epifanía como concepto filosófico, es una profunda sensación de realización, sentir profundamente en el corazón la liberación del temor o la ignorancia, la aceptación, el conocimiento, un instante de verdadera conexión.










Fuentes consultadas: 

Simbología oculta de los Reyes Magos. | La esencia misma del Misterio

https://revistavocesdelmisterio.wordpress.com


El misterio de los Reyes Magos (6 de Enero) - Mystic Attitude

https://mysticattitude.com/


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