Las piedras preciosas emiten vibraciones curativas que pueden aliviar trastornos físicos, emocionales y mentales. Por ello se usan como técnica alternativa para armonizar los chakras y hacer que la energía circule libremente.
Las piedras y cristales se usan para equilibrar la mente y el cuerpo, para anular los conflictos y las energías negativas, para alcanzar la armonía o para atraer la estabilidad. También se usan para despejar la mente abriendo la consciencia y la percepción, y para aumentar la concentración.
Además de eso acercan al amor, invitan a la comprensión y son un complemento ideal para meditar.
Hay muchísimas variedades de piedras y gemas, todas ellas con propiedades y finalidades diferentes. El ágata azul, por ejemplo alivia los dolores de cuello y hombros; el ágata de Botswana aumenta la creatividad y ayuda a solucionar problemas. El cuarzo zafiro aumenta la ligereza y la tranquilidad; la hematita eleva el optimismo; el ojo de tigre proporciona libertad y una gran fuerza interior; y la unakita ayuda a equilibrar las emociones e incrementa la personalidad, propiciando los sentimientos amorosos.
No se trata de tenerlas todas. Hay gran variedad de piedras, cristales y gemas con propiedades curativas; solo se trata de escoger la que más se adapte a sus necesidades.
Lo primero de todo es asegurarse de que los cristales estén limpios. Hay personas que los limpian dejándolos en una cama de sal marina, otras los sumergen el agua con sal durante al menos un día y otras los dejan un ratito bajo el agua del grifo visualizando cómo se limpian. Las que no se pueden mojar, se dejan enterradas en una maceta durante 24 horas o se ponen encima de una varilla de incienso mientras se visualiza cómo se limpian.
Con los cristales ya limpios se elige con cuál o con cuáles se va a meditar. Házlo siempre de uno en uno para que puedas conectar con la piedra fácilmente.
Hay personas que meditan siguiendo la línea de chakras. Empiezan por los chakras inferiores y acaban por los superiores. Para hacerlo de esta manera, sigue los colores del arcoiris: Las piedras rojas se corresponden con el chakra raíz y a medida que vas subiendo (naranja, amarillo, verde, azul, morado y transparente) vas pasando por el resto de chakras.
Para volver a conectar después con este plano, medita al final con una piedra negra. No tienes por qué usar la técnica de los chakras, también puedes elegir la piedra o piedras que más te llamen en ese momento. Igualmente, si te desconectan mucho del plano físico, acaba la meditación con una piedra negra para “aterrizar.”
Otro de los procedimientos recomendados es el siguiente:
1) En primer lugar, tómate el tiempo suficiente y siéntate en un lugar tranquilo. La silla o el suelo está bien. Lo que sí es importante es tener la columna recta, ya que la espalda encorvada se cansa e impide la meditación. Comienza a practicar la respiración diafragmática (consiste en llenar lenta y completamente tus pulmones de aire, desde la parte más baja hasta el pecho, y después vaciarlos del todo para volver a llenarlos), o lo que se conoce en yoga como practicar el pranayama.
2) Coloca frente a ti la piedra que hayas elegido según tus necesidades. A ser posible, sitúala al nivel del ojo. Sabrás que es el lugar correcto y la distancia adecuada cuando seas capaz de mirarla totalmente relajado durante bastante tiempo.
3) Toma nota de tu respiración: haz que sea cada vez más lenta como la piedra que tienes delante.
4) Evita la luz directa como la que provienen de las lámparas, ventanas o incluso de una vela. Eso te distraerá, y debes estar enfocado en la piedra que tienes delante de ti.
5) Durante unos minutos, intenta recorrer la energía positiva de la piedra por todo tu cuerpo. Debes intentar sentir sus vibraciones sin pensar en nada más.
6) Mientras estás sentado, en silencio, sin moverte y sin distracciones puedes llegar a sentirte tan relajado como la piedra que tienes delante de ti. Así puedes llegar a sentir más de lo que crees. Sostén la piedra entre tus manos y obsérvala. Concéntrate en su color, su forma, sus peculiaridades… Luego cierra los ojos y trata de sentir cómo su energía recorre tus manos y tus brazos y va conectando contigo. Cuando te sientas confortable conecta del todo con su energía. Permite que el cristal “te hable”.
Si al primer intento no sientes todo lo que te gustaría, no te desanimes y ejercita hasta conseguir la paz interior necesaria.
Fuentes:
http://blog.metodosilvadevida.com
http://www.lunadominante.com/
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