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La gran invocación


La Gran Invocación es una plegaria mundial traducida a más de 75 idiomas y dialectos. Se trata de una mantra entregado por  Djwhal Khul o Maestro Tibetano y canalizado por Alice Bailey.

Esta invocación no es propiedad de ningún individuo o grupo en especial. Pertenece a toda la humanidad. Empleándola o estimulando a otros para que la reciten, no se favorece a ningún grupo ni organización determinada.
  Significado Las tres primeras líneas se refieren a la Mente de Dios como punto focal para obtener luz divina. Esto concierne al alma de todas las cosas. El término alma – con su máximo atributo de iluminación – incluye al alma humana y a ese punto culminante que consideramos como el alma “influyente” de la humanidad, que aporta luz y difunde la iluminación. Es necesario tener presente, siempre, que la luz es energía activa. 

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios Que afluya luz a las mentes de los hombres Que la Luz descienda a la Tierra.
    
  Las tres líneas de la segunda estrofa conciernen al Corazón de Dios y se refieren al punto focal de amor, el “corazón” del mundo manifestado en la Jerarquía espiritual, esa gran inteligencia que transmite amor a todas las formas de la manifestación divina.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios Que afluya amor a los corazones de los hombres Que Cristo retorne a la Tierra.
    
  En las tres líneas de la tercera estrofa tenemos una plegaria para que la voluntad humana pueda estar de acuerdo con la voluntad divina, aunque no sea comprendida. Estas tres líneas indican que la humanidad por sí misma no puede captar, todavía, el propósito divino, ese aspecto de la voluntad de Dios que busca inmediata expresión en la tierra. Debido a que el propósito de la Voluntad de Dios trata de ejercer influencia sobre la voluntad humana, indudablemente se expresa en términos humanos como buena voluntad, viva determinación o firme intención de establecer correctas relaciones humanas.

Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres. El Propósito que los Maestros conocen y sirven.
  
  En las tres líneas de la cuarta estrofa se invocan los tres aspectos o las tres potencias de la Mente, del Amor y de la Voluntad, indicando que todos estos poderes se han afianzado en la propia humanidad, en “el centro que llamamos la raza de los hombres”. Sólo en él pueden expresarse, en tiempo y espacio, las tres cualidades divinas y pueden hallar su realización; sólo en él puede nacer verdaderamente el amor, actuar correctamente la inteligencia, y demostrar, la Voluntad de Dios, su voluntad real hacia el bien. 

Por medio de la humanidad, sola y sin ayuda (excepto la que brinda el espíritu divino en cada ser humano), puede ser sellada “la puerta donde se halla el mal”. La última línea de la cuarta estrofa quizás necesite una explicación. Es una manera simbólica de expresar la idea de hacer inactivos e ineficaces los malos propósitos. 

No existe un lugar especial donde reside el mal; el Libro de Revelaciones del Nuevo Testamento habla del mal, de la destrucción del demonio y de hacer impotente a Satanás. La humanidad mantiene abierta “la puerta donde se halla el mal” por sus deseos egoístas, su odio y su separatividad, por su codicia y sus barreras raciales y nacionales, por sus bajas ambiciones personales y por su afición al poder y a la crueldad. 

A medida que la buena voluntad y la luz afluyan a las mentes y a los corazones de los hombres, las malas cualidades y las energías dirigidas que mantienen abierta la puerta del mal, cederán su lugar al anhelo de establecer correctas relaciones humanas, a la determinación de crear un mundo mejor y más pacífico y a la expresión mundial de la voluntad hacia el bien. 

A medida que estas cualidades sustituyan a aquellas otras viejas e indeseables, la puerta donde se halla el mal se cerrará, lenta y simbólicamente, por el simple peso de la opinión pública y por el verdadero deseo humano. Nada podrá evitarlo.


Desde el centro que llamamos la raza de los hombres Que se realice el Plan de Amor y de Luz Y selle la puerta donde se halla el mal.
   

  La frase final contiene la idea de la restauración – indicando, a la vez, la clave para el futuro – y que llegará el día en que la idea original de Dios y su intención inicial ya no se vean frustradas por el libre albedrío y la maldad de los humanos, por el puro materialismo y el simple egoísmo; entonces, debido a los cambios producidos en los corazones y en las metas de la humanidad, el propósito divino será cumplido.

Que la Luz el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.
  

  De esta forma la Gran Invocación, convoca a las energías superiores a manifestarse en el plano físico, invitándolas a descender a desde los planos más sutiles a través de los chakras superiores del humano, buscando manifestarse mediante el centro cardíaco.  

  Sugerencias para el Trabajo: 

  1. Reflexionar unos pocos minutos cada día sobre la Invocación, esforzándose por comprender su significado más profundo. Luego pronunciar la Gran Invocación con determinada intención y concentración. A medida que se realiza, visualizar la Luz, el Amor y la Voluntad al Bien, penetrando en los corazones y las mentes de las personas de todo el mundo. 

2. Si desea actuar como una unidad de triángulo, pida a dos amigos que se unan mentalmente con usted. Cuando pronuncie la Gran Invocación únase a ellos y visualice el triángulo vinculado a la red que forman todos aquellos que están dedicados a este servicio mundial.  




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